Lo más buceado este mes

jueves, 6 de junio de 2013

Revillagigedo, de isla en isla







"Believe me, my young friend, there is nothing—absolutely nothing--half so much worth doing as simply messing about in boats."

--Kenneth Grahame, The wind in the Willows--.

“Créeme joven amigo, no hay nada, absolutamente nada, que valga la pena la mitad de lo que amerita echar desmadre en barcos”

          Cuando fui a Revillagigedo conocí al mar mucho más allá de lo que imaginé que fuera posible. No se trata sólo de los lugares en los que uno puede bucear y los diferentes encuentros que uno puede tener ahí abajo, sino también de navegar rodeado de mar y cielo, únicamente mar y cielo, de ver ballenas y delfines saltar, se trata de las aventuras y los sustos que la mar impone y de enfrentarse a la magnitud de los océanos. Viajar a Revillagigedo es aventurarse en un mundo distinto.

          Me cuesta pensar en Revilla como un archipiélago porque cada una de las tres islas que conocí hasta la izquierda del litoral mexicano cada una es única y tiene una personalidad muy diferente y yo siempre me había imaginado que las islas de un archipiélago serían más similares entre sí. El recorrido que hicimos en el viaje fue de San José del Cabo a Roca Partida, de ahí a Isla Socorro, luego a San Benedicto y finalmente de Regreso a San José del Cabo. Hace ya tres años que me embarqué en el Lucía Celeste para ir a visitar las aguas de este lugar y para narrar brevemente la experiencia debo ir isla por isla.

          Tras una larga jornada de navegación (y como veinte minutos de angustiosa búsqueda) apareció un pequeño punto en el radar que Beni y yo pensamos sería otro barco, anclado cerca de la piedra y que nos podría indicar dónde estaba la isla. Cuando nos acercamos, vimos una piedra enorme saliendo del agua con una gran hendidura en el medio. Anclamos ante una vista majestuosa de piedra y luna.

         A la mañana siguiente arrojamos algunas sobras al agua que atrajeron a una gran cantidad de tiburones hacia la embarcación; Lemus, el instructor a cargo de la expedición, Beni y Richard, bajaron a snorkelear con ellos, yo los vi desde el dingy, una balsa inflable que llevamos para desplazamientos cortos, fue mi primer encuentro con los escualos y es una experiencia emocionante, realmente están perfectamente diseñados, son extremadamente hábiles y silenciosos. Durante una escapada que hicimos en buceo libre, uno nos siguió como 20 minutos, tanto que pude empezar a conocerlo, entendí cómo dejar que se acercara y cómo alejarlo.

          En las inmersiones encontramos un lugar fantástico para buceo en pared, se nota que el ecosistema es saludable porque hay una gran cantidad de depredadores grandes. Del lado de la pared

hay cuevas con decenas de tiburones puntas blancas y, viendo hacia el azul, pudimos distinguir tiburones de aleta de cartón, silkies, atunes, cureles, wahoos, barracudas, tiburones martillo y muchos otros peces de gran tamaño. Nuestras inmersiones fueron más bien someras, alrededor de 18 metros, pero es impresionante ver a los grandes cardúmenes y las redes tróficas que se construyen. Beni hizo dos buceos a 70 metros de los que cuenta cosas impresionantes.

      Isla Socorro es mucho más grande que Roca partida y más plana, su superficie es habitable y tiene una base militar. También las aguas a su alrededor son más someras, así que pudimos encontrar el fondo durante las inmersiones, el buceo aquí es más tranquilo porque es a resguardo de la corriente y en un ambiente más contenido. Varios compañeros de Medusa ya habían estado en esta isla y me emocionó mucho estar ahí por ese motivo. En los alrededores de la isla vimos unos erizos y estrellas de mar bellísimos y, en general, es un sitio interesante, aunque Roca Partida es mucho más impresionante por la cantidad de vida que puedes ver en una sola inmersión. Las bahías que forman la costa de esta isla la hacen más acogedora y tranquila que el resto. 

           San Benedicto es mucho más grande que Roca Partida, pero también es un peñasco en medio de la nada. Tiene una forma muy regular y parece un enorme cerro que sale de las olas. Durante nuestra estancia en sus aguas pudimos ver derrumbes de tierra sobre sus laderas que le dan un aspecto de volcán a la isla. El agua abajo es prístina y la fauna es una mezcla de los peces de colores que vimos en isla Socorro y los enormes animales de Roca Partida. Algunos de los buzos pudieron ver muchas mantas, yo alcancé a ver una y es de los animales más pacíficos que me he encontrado, aunque su tamaño la hace imponente. La vi en el último buceo que hicimos en Revillagigiedo; durante éste, caímos en un arenal y nadamos hacia una pared de rocas que ofrecía unas vistas espectaculares en el agua cristalina. Tras un largo recorrido, con algunas complicaciones por la corriente, llegamos a una montaña sumergida tras la que nos refugiamos y ahí nos distrajimos un par de minutos viendo a este animal enorme y lleno de paz. 

          Aunque en general buceamos en lugares con corriente y en los que hay que estar más atento que en la costa, eso es parte de la diversión. Vale la pena conocer situaciones diferentes al clásico buceo caribeño y enfrentarse a la enormidad del mar allá afuera; además, el esfuerzo se ve recompensado por los posibles encuentros con seres fascinantes. 




Miguel Hirsch